Seguramente has recibido más de un par de vacunas desde que eras un bebé, y otras más de adulto, tal vez ya hasta estés en proceso de vacunación contra el virus SARS-CoV-2. Lo que tal vez no sepas es exactamente cómo funcionan las vacunas y por qué son una gran herramienta de prevención de salud pública, no solo cuidándote a ti, sino a tu familia y a toda la sociedad.
Las vacunas siempre han sido una respuesta de los científicos a diversas enfermedades, particularmente en épocas de pandemia. Como bien sabes, al vernos en situaciones difíciles, los humanos buscamos cómo seguir adelante de la mejor manera posible. Es así como los primeros científicos comenzaron a experimentar e investigar sobre cómo adquirir inmunidad ante alguna afección que ya supieran contagiosa.
Los principios de las vacunas se remonta a 1718, cuando Lady Mary Wortley Montagu realizó la inoculación con el virus de la viruela en sus propios hijos; seguida por Edward Jenner en Inglaterra, en 1796, quien, con el mismo patógeno (u organismo causante de enfermedades), también realiza vacunaciones y logra crear inmunidad. Claro que hoy en día hemos llegado muy lejos con la ingeniería de las vacunas, logrando crear varios tipos de ellas, todas con un grado exitoso de inmunización contra el virus o bacteria contra el que sean creadas.
¿Cómo Funcionan las Vacunas?
Al momento de aplicar una vacuna, nuestro cuerpo reconocerá los antígenos y generará una respuesta inmune contra estos: la respuesta humoral y la respuesta celular.
Cuando el antígeno entra a nuestro cuerpo, el sistema inmune se activará para protegernos de una probable enfermedad, después de haber desarrollado inmunidad por una vacuna, genera la capacidad de reconocer al microorganismo, generar los anticuerpos necesarios para luchar contra él y recuerda lo que aprendió para incluirlo a la información que ya tiene sobre un virus o bacteria específica.
Tipos de Vacunas
Los diversos métodos de fabricación de una vacuna no influyen en su efectividad, sino que ayudan a que el patógeno que te será inyectado sea lo menos agresivo para tu sistema inmune y pueda realizar su trabajo adecuadamente.
Los tipos de vacunas que puedes encontrar hoy en día son los siguientes:
- Vivo-atenuadas. Este tipo de vacunas se fabrican con la forma normal del virus o bacteria, pero en una versión debilitada, se utiliza tecnología parecida a la de las vacunas inactivadas. Algunos ejemplos de estas son aquellas contra el sarampión, las paperas y la rubéola (triple viral) y la vacuna contra el herpes zóster.
- Inactivadas. Estas se hacen a partir de una parte del virus o bacteria a combatir. Se suelen aplicar en dos, o hasta tres, dosis a través de un tiempo determinado. Las vacunas contra la tos ferina y, en general, las antigripales, suelen ser fabricadas de esta manera.
- Toxoides. El método de acción de estas vacunas es un poco distinto, ya que están fabricadas a partir de alguna toxina o químico producido por la bacteria o virus en cuestión. Estas vacunas crean inmunidad a los efectos de la infección que podrías contraer, mas no al microorganismo que causa la infección en sí. La vacuna contra el tétanos es una de las que funcionan de este modo.
- Vacunas de subunidades, recombinantes, polisacáridos y combinadas. A pesar de ser un largo y complicado nombre, la realidad es que es son sencillas de entender. Son varios tipos de vacunas que toman una parte específica del virus o bacteria a combatir, en vez de utilizar el virus completo. Con estas vacunas se puede atacar de manera muy específica a las partes de los microorganismos que se necesite para disminuir o anular su acción.
- mRNA. Esta tecnología, aunque ya en desarrollo desde hace varias décadas, realmente se ha puesto en práctica para su uso en la población de manera muy reciente. La primera vacuna con este mecanismo de acción que, específicamente, causa inmunidad a través de la reacción que el cuerpo humano tiene ante las proteínas sintetizadas en la vacuna, es contra el virus SARS-CoV-2.
Algunas de las enfermedades que nos protegen las diversas vacunas son:
- hepatitis B
- infección por el virus del papiloma humano (VPH)
- gripe
- sarampión, paperas y rubeola
- poliomielitis
- tétanos
- tuberculosis
Es menos probable que una persona vacunada transmita a otras una enfermedad infecciosa, por lo que la vacunación puede ayudar a proteger a quienes no pueden vacunarse. Es el caso de lactantes, niños, personas mayores, personas con inmunodeficiencias, como los pacientes de cáncer; a estos grupos les beneficia que otra parte de la población se vacune, ya que de ese modo la enfermedad no puede propagarse en la comunidad.
Para contribuir a crear esa inmunidad de grupo es necesario que el número de vacunaciones sea elevado. Cuando se vacuna un gran número de personas, se interrumpen las cadenas de infecciones.
Prevención
Debido a su alta eficacia tanto para prevenir enfermedades como para disminuir su gravedad en caso de contagio, las vacunas son una de las herramientas esenciales que el sistema de salud público nos puede brindar. Con el paso del tiempo, varias enfermedades se han controlado casi al punto de ser erradicadas a través de esfuerzos mundiales de vacunación. A pesar de no tener una eficacia del 100%, el costo-beneficio de crear esquemas de vacunación y cumplirlos es altísimo.
Es fundamental que tengas completa la cartilla de vacunación de tus hijos y también la tuya ya que existen muchas vacunas que se aplican también en edad adulta. Acude con tu médico para evaluar si necesitas reforzar o adquirir alguna vacuna.
Recuerda que en nuestra Farmacia en línea podrás encontrar diferentes tipos de vacunas, pero todas se tienen que aplicar por un especialista y contar con receta médica.
*Contenido para fines informativos, consulta a tu médico.