¿Sabes cuántos tipos de analgésicos existen?
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¿Sabes cuántos tipos de analgésicos existen?

¿Qué haces cuando tienes algún dolor?, lo más común es que tomes algún medicamento que te ayude a disminuirlo o desaparecerlo por completo. Pero ¿realmente sabes si estás tomando el analgésico adecuado para ti? El fármaco no sólo depende de la efectividad de su efecto terapéutico, sino de que no presente un riesgo a tu salud.

La automedicación irresponsable de analgésicos es un problema, sin embargo, debes consultar con tu médico para saber cómo puedes llevar un esquema de automedicación responsable para dolores leves, comunes, o condiciones crónicas, en caso de ser necesario.

Te ofrecemos más información sobre los analgésicos, sus usos terapéuticos y contraindicaciones.

Dolor

Antes de poder hablar de los analgésicos es necesario que, primero, comprendas lo que es el dolor y cómo se puede categorizar.

“El dolor, puede definirse como una experiencia sensorial o emocional desagradable, acompaña a innumerables patologías de muy diversos orígenes y gravedad.

Los receptores especiales de las sensaciones dolorosas son las terminaciones nerviosas libres. Los impulsos dolorosos tanto de las estructuras del cuerpo como las viscerales se transmiten al cerebro por los nervios correspondientes y las estructuras de la médula espinal.

Existen numerosas clasificaciones del dolor, aunque ninguna de ellas se haya impuesto por ser esencialmente complementarias.

La clasificación etiológica se basa en el origen de la enfermedad que causa el dolor. Hablamos entonces de dolor mecánico, degenerativo, postraumático, neoplásico, etc.

Según la duración, hablaremos de dolor agudo (unos días o unas pocas semanas) y crónico, cuando persiste durante más tiempo, varios meses o años.

Ahora sí, sabiendo un poco más del dolor, puedes darte una idea qué analgésico podría ser el más adecuado para ti. Por supuesto que antes de adquirirlo y tomarlo, debes consultar con tu médico para asegurarte de que no tendrá ningún efecto contraproducente en tu salud y más si estás tomando algún otro medicamento que pueda causar alguna reacción.

Tipos de Analgésicos

No todos los medicamentos para combatir el dolor están formulados de la misma forma, ya que no contienen el mismo ingrediente activo ni se encuentran en las mismas dosis. Existen medicamentos altamente especializados para diversos tipos de malestar, y es primordial que, si utilizas uno, sea el más eficiente y seguro para ti y en las farmacias especializadas se requiere de receta médica, para poder surtir las recetas, así que no olvides consultar con el médico.

A grandes rasgos, existen dos categorías de analgésicos: narcóticos y no narcóticos. Dentro de estas dos categorías, se encuentra un gran número de subcategorías.

Analgésicos Narcóticos

  • Opiáceos y opioides. Estos analgésicos son los más potentes; sin embargo, además de su potencial de causar graves efectos secundarios, son altamente adictivos. Suelen ser usados para tratar dolores relacionados a Oncología y son comunes en etapas de cuidados paliativos, no se utilizan en dolores menores.
  • Opiáceos de baja potencia. Son, esencialmente, lo mismo que los anteriores, pero de menor fuerza. Al ser menos potentes, también tienen menos efectos secundarios y no son tan adictivos como lo serían los opiáceos más potentes, son comúnmente utilizados para tratar dolores postoperatorios.

Analgésicos No Narcóticos

“Constituyen una familia heterogénea de fármacos que generalmente presentan a la vez una actividad analgésica (dolor), antipirética (fiebre) y antiinflamatoria, aunque en mayor o menor grado cada una de ellas. Alivian sobre todo el dolor de tipo somático de intensidad leve o moderada, y apenas actúan sobre el dolor visceral. Su lugar de acción es preferentemente periférico por lo que no afectan a la consciencia y no producen adicción.” (Divins, 2015)

  • Paraamifenoles. Estos son tanto analgésicos (dolor) como antipiréticos (fiebre), por lo que se suelen utilizar para ayudar a aliviar síntomas de gripe o influenza. Se utilizan de manera muy común ya que son muy suaves con la mucosa gástrica y se pueden usar junto con una amplia variedad de medicamentos sin tener interacciones farmacológicas. El paracetamol es el más usado de este grupo.
  • Derivados del ácido propiónico. Estos suelen tener un excelente balance entre su efecto analgésico y antinflamatorio. Su impacto en el sistema gastrointestinal depende totalmente de cada medicamento, organismo y el tiempo del tratamiento. Son muy buena opción tanto para tratamientos de corto plazo como crónicos, dependiendo del medicamento específico; sin embargo, al ser AINEs (Antinflamatorios No Esteroides) es absolutamente necesario que se consulte el uso por un médico ya que pueden causar ciertos efectos secundarios negativos, especialmente en tratamientos crónicos. Por mencionar algún medicamento de esta familia es el ibuprofeno.
  • Pirazolonas. Debido a su mecanismo de acción, no sólo son los más tolerables gástricamente, sino que suelen tener efecto espasmolítico (esto es, que ayuda a aliviar las contracciones musculares de las vísceras, especialmente en el área intestinal). El metamizol es uno de estos medicamentos.
  • Salicilatos. Suelen ser excelentes antipiréticos y son ideales para combinar con otros activos. No obstante, se debe considerar su efecto anticoagulante ya que puede ser contraproducente en pacientes con ciertos trastornos o que toman ciertas medicaciones. A pesar de que existen versiones etiquetadas para uso en menores, no se recomienda ya que el sobreuso de estos puede causar efectos irreversibles en bebés, niños y adolescentes. Un excelente ejemplo es el ácido acetilsalicílico

Fármacos Coadyuvantes

Un especialista puede apoyarse de diversos compuestos para aumentar o modificar la acción de otro medicamento, aún si su acción principal no es la analgesia.

Algunos factores que debes de tomar en cuenta y consultar con tu médico al elegir un analgésico:

  • Efectos farmacológicos adicionales. Muchos de estos medicamentos pueden tener otros efectos además de ayudar con el dolor. Por ejemplo, existen analgésicos que también son antinflamatorios (ayudan a disminuir la inflamación) o antipiréticos (ayudan a bajar la fiebre)
  • Interacciones farmacológicas. Si tomas algún medicamento con alguna frecuencia determinada, debes de considerar qué tipo de interactividad puede tener tu tratamiento específico con un analgésico
  • Reacciones alérgicas. Si eres alérgico a algún medicamento o compuesto, debes evitar por completo su consumo para no desencadenar una reacción adversa que pueda dañar tu salud

En caso de presentar un cuadro que requiera de un manejo del dolor más complejo, tu médico especialista y tú deben de analizar la mejor opción para ti.

Contraindicaciones

Si estás en alguna de las siguientes situaciones, es necesario que se lo indiques a tu médico para evaluar qué opciones de control de dolor son las más viables.

  • Medicamentos anticoagulantes
  • Alergia a algún componente específico
  • Embarazo
  • Infecciones virales
  • Dolor abdominal
  • Enfermedades del hígado
  • Gota
  • Enfermedades del riñón
  • Gastritis o úlcera gástrica

Recuerda que el dolor es síntoma de que algo no está bien en tu cuerpo, por ende, es vital que antes de tratarlo busques asistencia médica para evaluar la situación y te recomiende el mejor tratamiento.

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